Utilizamos los términos fotodaño, fotoenvejecimiento o Dermatoheliosis para agrupar las modificaciones funcionales y estructurales que va produciendo la absorción de los rayos ultravioletas en nuestra piel a lo largo de los años, como proceso independiente del envejecimiento natural o cronológico.
Clasificados en 3 grupos (A, B y C) según la longitud de onda, los rayos ultravioletas abarcan el rango de 200nm a 400nm del espectro electromagnético. Esta clasificación los divide según su actividad biológica o capacidad de daño y penetración en la piel.
- los rayos UVC (irían desde los 200 nm a los 290 nm). Tienen poca importancia biológica porque son absorbidos casi en su totalidad por la capa de ozono incidiendo poco o nada sobre nuestra piel.
- los rayos UVB (van desde los 290 nm a los 320 nm) se consideran responsables de la quemadura solar y los principales daños en epidermis, así como del aumento del riesgo de cáncer.
- Los rayos UVA (va desde los 320 nm a los 400 nm) se consideran responsables de los cambios en dermis y principales lesiones del fotodaño.
¿Como ocurre el daño cutáneo?
Las primeras lesiones son inapreciables incluso al microscopio, ocurren a nivel molecular.
Los rayos UV, produce daño del ADN, cambio en las estructura de enzimas como las metaloproteínas, de los telómeros y otras alteraciones que llevan a que los procesos de síntesis, regeneración o degradación se vean alterados tanto en epidermis como en dermis. El acumulo de estos cambios iniciales llevaran con el tiempo a cambios ya visible histológicamente como atipias (células distintas a las normales), elastina deficiente e ineficaz, colágeno disminuido, dilatación de capilares, aumento de melanina, etc.
Los cambios bioquímicos e histológicos se irá haciendo apreciable con los años a simple vista y llevaran a la aparición de numerosas lesiones benignas como lentigos solares, arrugas, laxitud, atrofia cutánea, hiperpigmentacion difusa, alteraciones vasculares como eritema persistente o pequeñas telangiectasias; lesiones precancerosas como las queratosis actínicas y aumento claramente de la incidencia de lesiones malignas.
PREVENCIÓN el mejor tratamiento
Son grandes las campañas de fotoprotectores y cada día mayor la conciencia de la importancia de su uso desde la infancia.
Los fotoprotectores son sustancias que absorben y filtran o reflejan la radiación ultravioleta, disminuyendo su incidencia sobre nuestra piel.
Los filtros solares más antiguos contenían sustancias como los ésteres de ácido paraaminosalicilico, acido benzoico, homosalicilatos y otros creados sobre todo para filtrar solo los rayos UVB, sin que prestáramos gran importancia a la protección frente a los UVA. Esto ha cambiado y los filtros modernos proporcionan no solo protección contra los UVB, sino también sobre los UVA principales causantes del fotoenvejecimiento.
